Con la evolución que
supone el siglo XXI, dominado por la era de las comunicaciones y el
conocimiento, la gerencia en las empresas inteligentes también ha modificado su
modo de tomar decisiones, es decir, los antiguos paradigmas.
Si bien es cierto, tanto
la gerencia académica como las empresas inteligentes tienen a la educación como
anclajes del funcionamiento y sostén básico de la organización. Es por esto que
adaptarse a nuevos sistemas resulta clave para sobresalir del resto. Hay casos
en donde el cambio de paradigma ha resultado un éxito. Fíjense:
Hace
poco menos de 30 años, seguramente ningún gerente se imaginaría que hoy sus
empleados serían capaces de proponer ideas, ser partícipes en la toma de
decisiones importantes o simplemente que trabajarían desde jardines, sentados en
cómodas sillas inflables, mientras escuchan música alternativa.
En
empresas como Disney, Apple, Google, o Facebook, los
trabajadores son creativos, libres de desarrollar ideas, personas capaces de
laborar en espacios fuera de lo convencional sin afectar sus resultados. Estas empresas de
alto impacto, tienen una división jerárquica diferente, y lo más importante: no responden a paradigmas sociales.
Veamos este vídeo tomado del canal de Youtube de Luisito Comunica, youtuber mexicano, quien explica cómo es trabajar en google, una de las empresas de redes e información más destacadas de internet:
Allí
se pueden conseguir trabajadores desde los 17 años hasta los 65, algunos con
apariencia de ejecutivos y otros en ropa de yoga, etc. Su secreto es valorar a
los empleados, basándose en el respeto al libre desarrollo de la personalidad.
Esto ha dado como resultado, que sean más fructíferas las propuestas y por
ende, el resultado que entregan a sus líderes.
La definición de organización inteligente, no es más que una
empresa que aprende, y basa su modelo de gestión bajo parámetros diferentes. Esta tendencia no surgió meramente por el
hecho de enseñar o aprender, sino más bien, por un cambio obligado de paradigma
que responde a la constante necesidad de las empresas por ampliar su campo de
desarrollo, pues el conocimiento es una variable central de la evolución.
Es importante recordar que el consultor Peter Drucker decía: “Desde mediados de los años setenta, lo que
conocíamos sobre administración ya no nos sirve. En el futuro inmediato, los
gerentes tendrán que ser capaces de olvidar lo que hacían, tan rápido como aprenden
las cosas nuevas que tienen que hacer”. Hammer y Champy, precursores de la
reingeniería, son más dramáticos cuando, en la portada de uno de sus libros expresan:
“Olvide todo lo que usted sabe sobre cómo debe funcionar una empresa. Casi todo está errado”.
Por esta razón, así como se registran casos de éxitos, los de
fracaso no se dejan escapar. Y el error, en la mayoría de las ocasiones es de
dirección, pues desde presidencia o gerencia no entienden que el negocio ha cambiado.
Un ejemplo claro fue la caída de Blockbuster, la empresa “dura”
en alquiler de películas y videojuegos que fue destronada por no adaptarse a
internet.
En esta empresa originaria de Texas, USA, los
gerentes no supieron medir las consecuencias de no cambiar de paradigma. Literalmente
se resistieron a internet y esto les costó pérdidas millonarias, al punto de acabar con la empresa.
¿Qué pasó? ¡Sencillo! No capacitaron a su personal, no rompieron el paradigma de internet en los 90 y empresas más novedosas como Netflix, se llevaron la delantera.
¿Qué pasó? ¡Sencillo! No capacitaron a su personal, no rompieron el paradigma de internet en los 90 y empresas más novedosas como Netflix, se llevaron la delantera.
En 2004, tenían 9.000 tiendas y unos 60.000
empleados, este error de directriz los llevó a cerrar su última tienda en 2013 y declararse en quiebra.
Por: Haydée Corredor
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